L'ORFEO de Claudio Monteverdi
Actualizado: 21 abr
DATOS PRÁCTICOS
Lugar: Teatro Real de Madrid, Plaza Isabel II, s/n. (Plaza de Oriente) 28013 Madrid
Fechas: del 20 al 24 de noviembre 2022
Entradas: De 17 a 289 euros ver enlace
La coreógrafa Sasha Waltz regresa al Teatro Real con una producción, ya icónica, que ha triunfado en varios teatros y festivales europeos, L’Orfeo, de Claudio Monteverdi, de la que se ofrecerán cuatro funciones entre el 20 y el 24 de noviembre. Los planteamientos teatrales de la danza, el canto y la música tejen un manto de “ópera coreográfica” que cobra especial sentido con esta partitura, ya que fue Monteverdi quien descubrió al público de su tiempo que el teatro y la música podían ser aliados entre sí.
L’Orfeo contará con dirección musical del maestro argentino Leonardo García Alarcón, quien debuta en el Teatro Real, junto al Vocalconsort Berlin y la Freiburger Barockorchester, y un reparto de cantantes del universo barroco encabezados por el barítono Georg Nigl (Orfeo), la soprano Julie Roset (Euridice/La Música), la mezzosoprano Charlotte Hellekant (Mensajera/La Esperanza), el bajo Alex Rosen (Caronte) y el bajo barítono Konstantin Wolff (Plutón), entre otros.
Los primeros experimentos operísticos de la historia se realizaron bajo la ambiciosa premisa de que –al igual que hiciera el legendario Orfeo– era posible domeñar las pasiones humanas a través del canto y la música: infundir alegría, tristeza o, más aún, confrontarlos abruptamente, como cuando la fatídica mensajera interrumpe las celebraciones nupciales en el segundo acto de esta ópera. No es de extrañar, por tanto, que el mito del célebre cantor tracio fuera protagonista de algunos de los primeros títulos de este género.
La efectividad de estos artificios no solo confirmaba –de acuerdo con las doctrinas neoplatónicas– el orden y la consonancia del universo: gracias al genio de Monteverdi, L’Orfeo descubrió al público de su tiempo que el teatro y el canto, aliados entre sí, eran capaces de ofrecer a la experiencia humana un abanico de emociones inexplorado y de una intensidad desconocida. La coreógrafa alemana Sasha Waltz asume un reto similarmente ambicioso en su lectura de esta obra fundacional del género operístico: la integración de las artes en un flujo continuo y sin costuras de sonido y movimiento capaz de dominar –armonía y geometría mediantes– nuestras propias pasiones.
ARGUMENTO:
PRÓLOGO
Claudio Monteverdi inaugura su Favola d’Orfeo con una majestuosa toccata,
de creciente intensidad, en la que brillan, vehementes, cornetas, trombones y
timbales. A su fin, un breve y bellísimo pasaje de la cuerda —que reaparecerá
en este prólogo a modo de ritornello— sirve de presentación a la Música.
La diosa se dispone a narrar la historia de Orfeo, el hombre cuyo canto
subyugaba a las bestias.
ACTO I
Un radiante sol ilumina los verdes y floridos prados de Tracia. Orfeo y
Eurídice celebran sus esponsales, animados por los alegres cánticos de ninfas
y pastores. Él describe cómo brotó el amor en su corazón cuando la vio por
primera vez («Rosa del ciel») y ella le corresponde con idéntica pasión («lo
no dirò qual sia»). Un pastor anuncia que ha llegado el momento de dirigirse
al templo para orar y, con devoción, ofrecer incienso y votos a Amor. Todos
se regocijan ante la llegada de la primavera y comparten la felicidad de
Orfeo.
ACTO II
Ninfas y pastores se cobijan entre las sombras del bosque de la ardiente luz
del sol y piden a Orfeo que los deleite con su canto. Acompañándose con
su lira, el hijo de Apolo canta la impetuosa y hermosísima «Vi ricorda, o
boschi ombrosi», pieza antecedente del aria barroca, que alterna sus sencillas
y diáfanas estrofas con vivos ritornelli instrumentales que vertebran y
articulan su desarrollo. Orfeo rememora los tiempos sombríos en los que no
gozaba de la dulce compañía de su amada Eurídice. Monteverdi transforma
drásticamente la atmósfera con la aparición de la Mensajera. Un negro velo
cubre su canto, de una gravedad casi fúnebre. El continuo se prodiga en
oscuras modulaciones y disonancias. Por fin, la Mensajera revela el porqué de
su tristeza («In un Fiorito prato»): la venenosa mordedura de una serpiente ha
acabado con la vida de Eurídice. La noticia rompe el corazón de Orfeo, que
jura descender al inframundo para rescatarla de entre los muertos en su «Tu se’
morta». Ninfas y pastores le consuelan. Todo el fascinante tramo final de este
segundo acto adquiere un tono claramente madrigalístico («Ahi, caso acerbo»).
ACTO III
Orfeo desciende al mundo de los muertos. La Esperanza le sirve de guía en
su peligrosa travesía. Al llegar a la orilla de la laguna Estigia, la acompañante
detiene su paso. A partir de entonces, Orfeo debe continuar solo. Aparece
Caronte e intenta detener al hijo de Apolo. Las negras aguas de la laguna
están prohibidas a los vivos. Orfeo reserva su más sublime canto para
adormecer a Caronte: es el «Possente spirito», arrebatador lamento adornado
con dolientes solos y dúos instrumentales en eco. La palabra poética y la
música suman sus fuerzas complementándose como jamás lo habían hecho
hasta entonces. Cuando Caronte cae definitivamente en los brazos de
Morfeo, el hijo de Apolo sube a la barca y cruza la laguna Estigia. Un coro
de espíritus infernales admira su hazaña («Nulla impresa per uom»).
ACTO IV
Orfeo llega al palacio de Plutón, el dios de los infiernos. Y allí conmueve con
su canto a Proserpina. La hija de Júpiter intenta convencer a su despiadado
esposo, Plutón, para que devuelva a Eurídice a la vida. Para ello, apela a la
pasión que ambos sintieron antaño. Plutón se ve también conmovido por el
canto de Orfeo y ordena a los espíritus infernales que permitan la marcha de
los amantes. Ambos pueden, por tanto, abandonar el inframundo, siempre
que él no vuelva su mirada hacia ella. Henchido de felicidad, Orfeo entona
el «Quad onor di te fia degno», sobre un atractivo ostinato del bajo continuo.
Durante su viaje, el hijo de Apolo se ve asaltado por la duda. Ahora
empieza a sospechar que todo es una farsa de los dioses. Para comprobar
si en realidad va acompañado por su idolatrada Eurídice, Orfeo mira hacia
atrás, incumpliendo las reglas impuestas por Plutón. Un espíritu le arrebata
definitivamente a Eurídice, que apenas puede pronunciar unas tristes
palabras de despedida («Ahi vista troppo dolce»). Ella regresa a las sombras
de la muerte y él se ve arrastrado a la luz por una fuerza misteriosa.
ACTO V
Orfeo ha regresado a Tracia. De nuevo se halla en el lugar exacto del bosque
en donde recibió la amarga noticia de la muerte de Eurídice. Su dolor es
infinito («Questo i campi di Tracia»). Solo el eco le consuela en la soledad
de su tragedia. Conmovido, Apolo desciende a la tierra en una nube e invita
a su hijo a que le acompañe a los cielos. Desde allí, dice el dios, reconocerá
la bella imagen de Eurídice en el sol y en los astros. Orfeo sigue a su padre
y los pastores, jubilosos, le animan a gozar de los honores celestes («Vanne
Orfeo felice a pieno»). Por último, Monteverdi rubrica su partitura con una
danza festiva titulada La moresca.
Favola in musica en un prólogo y cinco actos
Música de Claudio Monteverdi (1567-1643)
Libreto de Alessandro Striggio, basado en Las metamorfosis de Ovidio y Las geórgicas de Virgilio
Estrenada en el Palacio Ducal de Mantua el 24 de febrero de 1607
Estrenada en el Teatro Real el 2 de octubre de 1999
Una producción de Sasha Waltz & Guests en colaboración con la Dutch National Opera Amsterdam, el Grand Théatre du Luxembourg, el Bergen International Festival y la Opéra de Lille
EQUIPO ARTÍSTICO
Director musical | Leonardo García Alarcón
Directora y coreógrafa | Sasha Waltz
Escenógrafo | Alexander Schwarz
Figurinista | Bernd Skodzig
Iluminador | Martin Hauk
Diseñador de vídeo | Tapio Snellman
Reparto
La música / Eurídice | Julie Roset
Orfeo | Georg Nigl
La mensajera / La esperanza | Charlotte Hellekant
Caronte | Alex Rosen
Proserpina | Luciana Mancini
Plutón | Konstantin Wolff
Apolo / Eco / Pastor 4 | Julián Millán
Ninfa / Pastor 1 | Cécile Kempenaers
Pastor 2 / Espíritu | Leandro Marziotte
Pastor 5 / Espíritu | Hans Wijers
Pastor 3 / Espíritu | Florian Feth
Sasha Waltz & Guests
Vocalconsort Berlin
Freiburger Barockorchester
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Fuentes: Teatro Real de Madrid
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