LA PASAJERA, de Mieczysław Weinberg
Actualizado: 21 abr
DATOS PRÁCTICOS>>> Teatro Real de Madrid, Plaza Isabel II, s/n. (Plaza de Oriente) 28013 Madrid >>> Del 1 al 24 de marzo 2024 >>> De 18 a 475 euros ver enlace |
EL ARTE PARA NO MORIR DE LA VERDAD. Entre el 1 y el 24 de marzo, el Teatro Real ofrecerá ocho funciones de La pasajera, de Mieczysław Weinberg, en una coproducción del Teatro Real con el Festival de Bregenz, el Teatro Wielki de Varsovia y la English National Opera.
El estreno en España de esta ópera ─con tres años de retraso debido a la pandemia─ se puede enmarcar en el sorprendente descubrimiento, en las últimas décadas, de la prolífica y valiosa producción musical de Weinberg, silenciada durante años por la presión de la censura soviética y por las terribles vicisitudes de su biografía.
Mieczysław Weinberg nació en Varsovia en 1919, en el seno de una familia de artistas judíos vinculados al teatro yidis. Sus padres y hermana murieron en el campo de concentración de Trawniki, de donde el joven músico se escapó, encontrando refugio en la Unión Soviética. Allí vivió de la música, prosiguió con ahínco su formación y mantuvo una incansable actividad creativa, componiendo en situaciones precarias. Marginado, perseguido, encarcelado y constantemente vigilado por las autoridades soviéticas, nuevamente por su condición de judío ─reforzada por el matrimonio con la hija de un actor yidis asesinado por el régimen─, su supervivencia y su carrera se deben, en gran parte, al apoyo y protección de Dmitri Shostakóvich (1906-1975), gran amigo, admirador y divulgador de su obra.
La prolífica producción de Weinberg, con más de 150 obras catalogadas –incluyendo 22 sinfonías, 17 cuartetos de cuerda, 4 óperas, 3 operetas, un réquiem (que incluye textos de Lorca), cantatas, ballets, sonatas, ciclos de canciones y más de 40 partituras para cine y teatro–, se puede inscribir en la fantástica cantera de compositores rusos del siglo XX, encabezada por Dmitri Shostakóvich y Serguéi Prokófiev. Toda su música, heredera del sinfonismo centroeuropeo, del neoclasicismo y de la influencia de sus maestros rusos, está impregnada de temas del folclore judío, polaco, moldavo, armenio, etc., germen de muchas de sus creaciones.
La ópera, cantada en 7 idiomas ─incluyendo el castellano, por el coro-, está estructurada con constantes flashbacks de inspiración cinematográfica─ Weinberg tocó y compuso mucho para películas-, que articulan el viaje marítimo en la cubierta del barco, con otro, oscuro y siniestro, a los angustiosos traumas de la vida en el campo de exterminio.
Tanto la escritora Zofia Posmysz (1923-2022) ─autora de la novela homónima en la que se basa la ópera─ como el compositor vivieron el terror del holocausto y sintieron la necesidad de contarlo, lo que imprime a la ópera una emoción espeluznante.
Pese a la dureza inexpresable del tema de la ópera, su música, en muchos fragmentos dura, rabiosa y expresionista, articula momentos sinfónicos altisonantes con otros camerísticos e intimistas, en una sucesión de temas de grandísima eficacia dramatúrgica, enlazados con fluidez y maestría: pasajes atonales y disonantes que evocan la barbarie, melodías folclóricas nostálgicas que acompañan a las reclusas, pasajes jazzísticos de la vida mundana del transatlántico, el vals diabólico del comandante de las SS o la Chacona de la Segunda Partita de Bach, en el descorazonador clímax de la ópera.
El equipo artístico y los intérpretes de la producción, con 16 distintas nacionalidades, darán vida a este drama descorazonador, con un reparto coral encabezado por la soprano Amanda Majeski (Marta) y la mezzosoprano Daveda Karanas (Lisa), que nos llevarán a uno de los períodos más terroríficos de la historia de la humanidad y al interior de nosotros mismos, con la esperanza de que la ópera de Weinberg nos recuerde las vidas truncadas de tantos inocentes que han conservado la dignidad, la esperanza y la capacidad de amar en las condiciones más extremas.
Ficha técnica
FICHA ARTÍSTICA
Dirección musical: Mirga Gražinytè-Tyla
Dirección de escena: David Pountney
Escenografía: Johan Engels
Vestuario: Marie-Jeanne Lecca
Iluminación: Fabrice Kebour
Dirección del coro: José Luis Basso
REPARTO:
Marta: Amanda Majeski
Tadeusz: Gyula Orendt
Violinista: Stephen Waarts
Katja: Anna Gorbachyova-Ogilvie
Krystina: Lidia Vinyes-Curtis
Vlasta: Marta Fontanals-Simmons
Hannah: Nadezhda Karyazina
Yvette: Olivia Doray
Alte: Helen Field
Bronka: Liuba Sokolova
Lisa: Daveda Karanas
Walter: Nikolai Schukoff
Coro y Orquesta Titulares del Teatro Real
Argumento
La pasajera narra el encuentro, en un transatlántico rumbo a Brasil, de dos mujeres que intentan escapar de su pasado común en Auschwitz diez años antes. La primera, acompañada de su marido y flamante diplomático, fue carcelera en el campo de concentración, teniendo a su cargo a la segunda, prisionera judía con la que entabló entonces una perversa relación.
ACTO I
Escena 1. Walter —un diplomático alemán— y su joven esposa, Liese, van
camino de Brasil, donde él ocupará un cargo diplomático. De pronto, Liese
cree reconocer a otra pasajera, aunque sabe que esa persona está muerta.
Ante la conmoción que para ella supone ese encuentro, confiesa a su
marido por primera vez que fue guardia de las SS en Auschwitz. Semejante
revelación supone una brecha para ambos.
Escena 2. En el campo, averiguamos que la «pasajera» es Marta, una
prisionera polaca a quien Liese, su supervisora, ha escogido como alguien
que podría ayudarle a controlar a las demás prisioneras.
Escena 3. En los barracones femeninos, conocemos a mujeres de todos
los rincones de Europa que han sido reunidas en este cosmopolita
infierno. Katya, sospechosa de ser una partisana rusa, regresa de un
brutal interrogatorio y la kapo encuentra una nota en polaco que podría
comprometerla. Liese ordena a Marta que la lea, pero Marta, manteniendo
la calma, la traduce como si fuera una carta de amor dirigida a su propio
prometido, Tadeusz, a quien también cree prisionero.
De vuelta en el barco, Liese y Walter tratan de asimilar lo que esta nueva
situación significa para su relación.
ACTO II
Escena 4. Bajo la supervisión de Liese, las mujeres clasifican los efectos
personales confiscados a las prisioneras. Llega un oficial que exige un
violín, pues el comandante ha ordenado que se celebre un concierto en el
que uno de los prisioneros deberá tocar su vals favorito. Liese consigue un
violín, pero el oficial dice que enviará al propio prisionero a recogerlo, y
este resulta ser Tadeusz. Marta y él protagonizan una breve escena en la que
se reconocen mutuamente antes de que Liese les interrumpa.
No obstante, ella les permite seguir en contacto con la esperanza de sacar
provecho de su muestra de «amabilidad» más adelante.
Escena 5. Liese se enfrenta a Tadeusz en el taller en el que este elabora
adornos de plata por encargo para los oficiales de las SS. Uno de esos
adornos es una virgen en la que Liese reconoce a Marta, así que le ofrece a
Tadeusz la oportunidad de reunirse con ella, pero Tadeusz la rechaza, pues
no quiere estar en deuda con Liese.
Escena 6. En los barracones de las mujeres, se celebra el cumpleaños de
Marta, quien entona una canción de amor a la muerte. Liese la interrumpe
y trata de provocar a Marta diciéndole que Tadeusz ha rechazado la
oportunidad de verla, pero Marta se mantiene impasible: si esa es la
decisión de Tadeusz, sus razones tendrá. Yvette intenta enseñar francés
a una anciana rusa y Katya canta sobre Rusia. De pronto, irrumpen los
guardias: es hora de realizar una «selección». Leen una lista de números
y, una a una, se llevan a varias prisioneras. Liese le comunica a Marta que
aún no ha llegado su hora: se las apañará para que asista al concierto de
Tadeusz.
Escena 7. De vuelta en el barco, Liese y Walter han llegado a un acuerdo: aun
cuando la «pasajera» sea Marta, han decidido ignorarla y optan por unirse
al baile en el salón. Sin embargo, Liese se queda horrorizada cuando la
«pasajera» se acerca a la orquesta, al parecer para hacer una petición, y los
músicos empiezan a tocar el vals del comandante.
Escena 8. Otra vez en el campo, llega el momento del concierto y reúnen a
todos los oficiales y los prisioneros, pero Tadeusz no interpreta el vals, sino
otra pieza. La escena da paso a un tumulto en el que destrozan su violín y se
llevan a Tadeusz a rastras a las celdas para ejecutarlo.
Epílogo. Nos quedamos con Marta y sus recuerdos, y con su deseo de que
todos aquellos que han sufrido no caigan en el olvido.
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